LAS MASCARILLAS CASERAS DEBEN UTILIZARSE ENTRE LA PRIMERA Y LA SEGUNDA ENJABONADA, DEJÁNDOLAS ACTUAR 15 MINUTOS CUBIERTAS CON UNA TOALLA CALIENTE.
CABELLO GRASO:
Leche, avena molida y zumo de limón.
Las cantidades dependen de la longitud del cabello, en general suele ser suficiente una dosis equivalente a medio vasito de yogurt.
Se mezclan la leche y la avena hasta obtener una pasta fluida. Después se aplica practicando un suave masaje y se aclara con agua en la que se ha disuelto unas gotas de limón recién exprimido
CABELLO NORMAL:
Aceite de almendras dulces, miel y medio yogurt natural.
Se emulsionan dos cucharadas de aceite de almendras dulces con el yogurt y después se agrega una cucharadita de miel al preparado.
CABELLOS SECOS:
Aceite de germen de trigo, una cucharadita de miel y aceite de coco.
Se dispone el aceite de germen de trigo y el de coco en un frasco con tapón que se agita bien. Después se agrega la miel y, tras remover la mezcla se reparte por el cabello.
CABELLOS DESVITALIZADOS:
Yema de huevo
La yema de huevo es muy útil para recuperar el cabello desvitalizado o castigado. Para beneficiarse de sus propiedades se puede añadir una yema de huevo a las mascarillas anteriores.
Las mascarillas que propones nutren nuestro cabello en un intento de devolverles el esplendor de los tiempos pasados.
ResponderEliminarQuisiera que inventaras otras fórmulas para reponer las ilusiones ya perdidas en lo más recóndito del alma...quizás con un poco de trigo sarraceno, cera de abejas,y un poquito de sal, puedas crear un sortilegio para despertar viejas ansias, para ENMASCARAR,la tristeza que va surcando, sin remisión, mi cara...y así, ajando.
Gracias por intentarlo.
Un abrazo