martes, 12 de marzo de 2013

FLEXIBLES CON LA VIDA




A veces tenemos una imagen tan clara de cómo debe ser nuestra vida que cuando algo no sale como esperábamos nos hundimos. Es como si fuera un río. Nosotros estamos con nuestro barquito en un punto y queremos que el río pase por ahí para lanzarnos a navegar. Intentamos arrastrar el cauce del río hacia el barquito, hacemos esfuerzos titánicos y nada. ¿No es más sencillo coger el barquito, movernos nosotros hacia donde discurre el río e ir navengando, adaptándonos a los meandros?.

Muchas personas se obligan a seguir agendas sobrecargadas y corren de un lado para otro suponiendo que así dispondrán de más tiempo para acabar lo que se proponen. Pero es conveniente replantearse las rutinas cuando son demasiado rígidas, puesto que si nos impiden saborear el momento pueden convertirse en una cárcel.

En ciertos momentos es preciso replantearse la vida que se lleva, la agenda que uno se impone. Conviene entonces dejar de pisar el acelerador interno y revisar las normas sociales implícitas en nuestros actos, Pequeños cambios pueden ayudar a saborear más el presente.

En el fondo todas estas creencias y valores funcionan como murallas que se crean de forma inconsciente para protegerse del sufrimiento. Puede resultar más cómodo enrocarse en actitudes y formas de pensar ya conocidas, que soltar lastre y cambiar de ubicación, de ángulo, para descubrir nuevas perspectivas.

Pero vivir de forma flexible consiste precisamente en eso. Cuando el miedo a sufrir mantiene a una persona aferrada en sus creencias la rigidez puede adueñarse de ella. Se cae entonces en la trampa del supuesto confort y así es imposible disfrutar de los cambios que conlleva la vida.

Como dice Alex Rovira, "debemos darnos permiso para experimentar, para equivocarnos, para probar a cambiar. A escuchar música nueva, a probar comida nueva, a visitar lugares, a romper prejuicios, a hacer cosas nuevas, a interactuar con la realidad para conocerla desde otras perspectivas"

                                                                              Cristina Saez








2 comentarios:

  1. Siempre he sido partidaria de probar cosas nuevas, pero entiendo que con los años uno se va poniendo más selectivo y de pronto piensas que a veces probar algo desconocido puede ser un riesgo que no vale la pena correr cuando el tiempo que se tiene es tan escaso y entonces es mejor ir a lo probado y que nos gusta. Reconozco que cada vez más me estoy poniendo más rígida en ese sentido aunque aún no es algo tan irreversible. La verdad es que la vida me va sorprendiendo al verificar cómo van cambiando mis actitudes con los años.
    Gracias por la reflexión!

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