SABER DETENERSE PERMITE RECUPERAR EL TIEMPO
Hay momentos en los que es necesario decir basta. Saber bajarse un rato del tren de los horarios que construimos en la vorágine cotidiana. Para evitar el punto de saturación que da paso al estrés, es fundamental poder reconocer a tiempo estos momentos, en los que resulta más saludable zambullirse en la contemplación del puro presente, sin caer en una lucha contra viento y marea a causa de exigencias frenéticas.
Así es posible darse cuenta de que para avanzar realmente, a veces hace falta detenerse, dejando que las cosas maduren y lleguen a su realización de modo más natural. El problema es que nos acostumbramos a la ilusión de que no tenemos tiempo para eso. Cuanto más tiempo tenemos entre las manos, es decir, cuando realizamos más actividades , es cuando solemos repetir con mayor frecuencia "no tengo tiempo".
La saturación que produce vivir en ritmos abrumadores hace que pasemos por alto las necesidades reales de nuestro organismo y de nuestro bienestar psiquico. Una clave para retomar el contacto fluido con los ritmos naturales es escuchar nuestros ritmos interiores en consonancia con los ritmos exteriores de un ámbito natural: volver al bosque.
Es cuestión de tomarse pausas, espacio meditativos para simplemente estar, buscando la sintonia de nuestro mundo interior con el mundo natural que nos rodea. Escuchar la brisa sobre las hojas como si fuera un fluir que limpia nuestra mente, contemplar el cielo sin pensar en nada, deterse en lo mas simple, el vaiven de la propia respiración, los latidos del propio corazón.
Vivir el ahora, sin preocuparse por nada, por lo menos durante una hora al dia hará que todo se aclaré se aligeré, lo que parecía un problema irresoluble se desvanecerá y se podrá abordar de formas que antes no se veían.
Pablo Friendlander
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