El nacimiento y la muerte son dos extremos de la vida. Uno supone la entrada a este mundo, otro la despedida. A pesar de construir experiencias aparentemente tan alejadas y diferentes, las une notables similitudes. En ambas se vive un cambio drástico y ambas implican un encuentro con lo desconocido.
El nacimiento es ante todo un proceso natural, una experiencia intima e intensa donde, hasta hace pocas décadas nadie tenía en cuenta "los sentimientos" del niño nacido. Ahora sabemos que el niño no nacido, es un ser consciente que siente y recuerda. Hasta hace poco la ciencia médica defendía que los recuerdos solo eran posibles a partir de los dos años de edad, pues hasta entonces las grandes vías nerviosas no estaban preparadas para ello. Hoy en día sabemos que en los últimos meses de gestación el niño es capaz de ver, oír y sentir, aunque sea en su reducido mundo, e incluso es capaz de realizar pequeños aprendizajes.
Si el niño es sensible al tacto, al dolor y a lo que sucede a su alrededor, podemos imaginar la aventura que puede suponer para él atravesar el canal del parto. De repente, en ese entorno idílico en el que no percibe frío ni calor, ni hambre ni necesidad, empieza a sentirse constreñido por el ritmo de las contracciones, empujado implacablemente hacia el cuello del útero mientras éste se mantiene completamente cerrado. Poco a poco crece la intensidad del movimiento, volviéndose más poderoso, y los instantes de calma se tornan cada vez más breves. La sensación de opresión aumenta y la cabeza empieza a atravesar ese tubo estrecho y poco flexible, abriéndose camino. Puede haber instantes de angustiosa axfixia, pues el suministro de oxigeno se corta en cada contracción o de una presión casi insoportable. Hasta que finalmente se produce la culminación: el niño sale del cuerpo de la madre y nace. Atrás ha dejado un mundo al que no volverá, mientras sus sentidos delicados se ven sorprendidos y abrumados ante las luces, los ruidos y la sensación de frío y vacío a su alrededor.
Quizá ningún viaje resulte tan misterioso y difícil. Pero no se acaba ahí en su llegada el recien nacido tiene que adaptarse rápidamente al nuevo ambiente, realizar su primera respiración y encontrarse con un cúmulo de sensaciones hasta entonces desconocidas.
Todos llevamos un nacimiento a nuestras espaldas, las forma en que llegamos a este mundo, si hubo complicaciones, si fuimos bien recibidos, son circunstancias que marcan el inicio de nuestro periplo vital. Si las vivencias de nuestro pasado ejercen una clara influencia sobre nosotros, nuestra forma de ser y sentirnos y el modo en que interpretamos la realidad, una experiencia tan impactante como el nacimiento ¿no podría dejar una huella en nuestra persona?
La psicología transpersonal se ha dedicado a estudiar la memoria del nacimiento mediante técnicas experimentales. Su conclusión es que las sensaciones y las emociones vividas en ese momento influyen en el desarrollo de ciertas estrategias vitales . Así por ejemplo para quien a logrado atravesar las vicisitudes del canal de parto y sentirse bienvenido, la experiencia de nacer imprimirá en él una sensación de optimismo y logro que le acompañará de adulto, mientras que ciertas complicaciones pueden provocar sensaciones intensas de miedo, frustración o inquietud que pueden reproducirse en otros momentos de la vida.
El nacimiento fue nuestro mayor cambio. A la hora de iniciar algo novedoso ¿Cómo afrontamos ese nuevo comienzo? ¿Lo vivimos con confianza o con intensa preocupación y temor?. ¿Somos capaces de esperar y tolerar la incertidumbre o bien la inquietud nos fuerza a romper la situación? A menudo es posible descubrir una conexión entre el modo en que se viven los cambios y la propia experiencia del nacimiento.
Darse cuenta de esa conexión ayuda a tener una visión más completa de la propia historia y a despojarse de miedos e inseguridades que ya no son útiles en el presente. Ser conscientes de la importancia del nacimiento nos lleva también a intentar cuidar y dar valor a cualquier comienzo . En ese momento inicial toman forma ideas, imágenes, proyectos futuros... y es importante saber concebir, gestar y finalmente crear y expresar todo eso para que puedan salir a la luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario