jueves, 2 de enero de 2014

NUEVO AÑO, NUEVA OPORTUNIDAD







Un nuevo año se despliega ahora en perspectiva, con sus doce meses en blanco, invitadores. No sabemos nada, o casi nada de este futuro que comienza, todo aún es posible.

Al igual que la Tierra regresa, cada primero de enero, a una hipotética casilla de salida en su vuelta al Sol, a nosotros también nos parece que se nos concede la posibilidad de volver a empezar. Es un momento propicio para pasar revista a lo que aún está pendiente, también para ser generosos con las expectativas: la posibilidad de que lo que deseamos o nos proponemos, suceda en los próximos doce meses, está abierta.

Este ejercicio introspectivo sería válido en cualquier momento del año, no hay nada más arbitrario que el tiempo. Sin embargo, el solsticio de invierno marca el punto de inflexión a partir del cual los días dejan su camino hacia la oscuridad para emprenderlo hacia la luz. La claridad aumenta en el cielo. ¿Qué mejor principio? 

Vale la pena participar del espíritu de superación que se respira en estas fechas, sumarse al entusiasmo colectivo, para darle la bienvenida al año, con las mejores intenciones. El entusiasmo es parte importante de todo inicio. El mero hecho de pensar que algo susceptible de cambio y de mejora, resulta estimulante y genera en gran medida la energía que sostiene y da consciencia a los proyectos. Sin esta convicción sería difícil llevarlos adelante.

Proponerse mejorar, constituye pues, un buen punto de partida. A veces es preciso adquirir un compromiso firme con uno mismo, marcarse objetivos y realizar un pequeño esfuerzo. Pero otras veces la disposición al cambio no tiene porque concretarse en una lista de buenos propósitos, simplemente se traduce en una sensación de ligereza, de desembarazo de aquello que no nos deja cambiar. Y con eso basta para que un impulso inicial acabe fructificando.

Todo depende de lo que cada uno necesite para emprender su camino con buen pie.

Convendrá estar atentos y no desperdiciar esa fuerza que ahora resulta fácil sentir pero que habrá que conducir y saber administrar a lo largo de todo un año. 

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