LA REALIDAD NO ES OTRA COSA QUE LA CAPACIDAD DE ENGAÑARNOS QUE TIENEN NUESTROS SENTIDOS.
Albert Einstein
Para definirnos recurrimos al uso de referencias externas convencionales o etiquetas. A la mente le gusta poner nombre a todo para tratar de comprenderlo. El ego es una autoimagen que se basa en identificaciones tales como: un nombre, una edad, un estado civil, un rol familiar, unas posesiones, una nacionalidad, un pasado, una profesión, unas creencias, un cuerpo, una educación, una religión, un sexo, unos logros y fracasos...Todos los egos en realidad son iguales, ya que consisten en una identificación y por tanto sólo se diferencian en la superficie, pero no en el fondo. Las personas nos acabamos contando una historia, y quien se apegue más a la suya será quien sufrirá más, porque será incapaz de vivir de otra manera.
El autoengaño tiene muchos nombres. Al ego se le conoce también por autoimagen, yo construido, falso yo o yo fabricado, pero en realidad no importa el nombre, sino darse cuenta de que se trata de una creación mental. Una falsa identidad no real. Es importante que detectemos cuando esta está en activo. Eso nos pasa cuando nos suceden cosas como querer tener razón a toda costa, quejarse o sentirse víctima, ser incapaz de perdonar, juzgar y etiquetar a las personas, atacar y defenderse de comportamientos, reaccionar impulsivamente, establecer diferencias...Por otro lado cuando desactivamos el ego perdemos interés por discutir, competir, agredir, criticar, estar a la defensiva, juzgar... Esto no significa que seamos pasivos, sino que habremos elegido antes que nada la paz mental en toda situación.
El peligroso juego del ego consiste en crear una identidad por identificación. Una vez creada se buscan las diferencias con otros egos. Cuando mayores son estas, mas grandes son los problemas potenciales que surgen del conflicto, en una estúpida cruzada por defender las supuestas diferencias. Una lucha inútil, pues del conflicto de egos la única consecuencia posible es el sufrimiento psicológico. Además al ego le gusta crear un molde para si mismo y para aquel con el se cruce. Si los demás se ajustan a él, los amará; en caso contrario los odiará.
Renunciar a la posesión imaginaria del constructo mental que es el ego no es sencillo. ¿Cómo desprenderse de una identidad forjada a lo largo de toda una vida? Hay muchas técnicas y teorías sobre como acabar con el ego, pero tal vez la menos conocida se matarlo de aburrimiento, no haciéndole caso. ¿Y como se hace eso?. Dejando de reaccionar desde el ego a los otros egos, no saltando a la mínima provocación. Se trata de dar una respuesta elaborada y elegida sin darle el micro o el protagonismo a esa vocecita parlanchina y engreída que hay dentro de cada uno y que siempre busca líos.
Si me quitan mi identidad, cómo me llamo, mi forma de encauzar la vida, cómo defenderme de las agresiones exteriores, cómo estar en acuerdo o desacuerdo con los demás...dejaré de tener eso que tan despectivamente llaman el ego y que todo el mundo está empeñado en matar o dejarlo morir por aburrimiento...lo siento...me niego a que me nieguen y pasar a ser algo etéreo , imperturbable, amorfo,"equilibrado"...si mi realidad resulta que ahora no es real, que solo es un engaño de los sentidos o de lo que sea...por favor, que alguien me diga quién soy y que hago aquí...lo siento...dejadme ser parlanchina, provocativa e imperfecta, a luchar por mi verdad aunque no sea la verdad del otro....QUIERO SER YO....LO SIENTO, NO COMPARTO NADA DE LO QUE DICE EL ARTÍCULO.
ResponderEliminarUn abrazo. Nieves